Rodrigo Diaz, se nutre de información para proponernos hoy su propia versión de los hechos a través de la cocina, porque a pesar de haber sido muy bueno en matemáticas y física, ha sido a través del gusto y el olfato que ha proyectado su espíritu creador.
Barranquillero y hombre Caribe por excelencia es el encuentro de la sencilla elegancia de los viejos con el encanto siempre jóven de la inteligencia en permanente busqueda. Rodrigo como su Celler, es cálido, abierto y sereno, encuentra en la cocina el laboratorio de física, el cuarto de música y el taller del pintor donde matiza su experiencia y construye su vanguardia, dandole a su voz tono de autor, para llamar al cilantro por su color y ponerle sabor.Platano, yuca, suero, ñame y queso manchego, jamón Serrano y pimientos del piquillo, encuentran en su cocina una reinterpretación unas veces crocante, otras picante pero siempre memorable.